LA CARIDAD

Por la señal de la Santa Cruz…

ORACIÓN INICIAL

Peregrino y enfermo vuelvo a ti, Dios mío,
cansado de peregrinar fuera,
y agobiado por el peso de mis males.
He experimentado que lejos de tu presencia
no hay refugio seguro,
ni satisfacción que dure,
ni deseo que dé fruto,
ni bien alguno que sacie los deseos
del alma que creaste.
Aquí estoy, pobre y hambriento.
¡Dios de mi salud!
Ábreme las puertas de tu casa:
perdóname, recíbeme,
sáname de todas mis enfermedades,
úngeme con el óleo de tu arrepentido.
¡Oh Verdad!
¡Oh belleza infinitamente amable!
¡Qué tarde te amé, hermosura
siempre antigua y siempre nueva!
¡Qué tarde te conocí!
¡Qué desdichado fue
el tiempo en que no te amé ni conocí!
AMÉN.

Lectura del evangelio según san Lucas (10, 25-27)
Y entonces un maestro de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: Maestro ¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? Jesús le pregunto a su vez ¿Qué está escrito en la Ley?, ¿Qué lees en ella? Él le respondió “amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo”. Has respondido exactamente, le dijo Jesús, obra así y alcanzarás la vida.
PALABRA DEL SEÑOR

Reflexión San Agustín
“Para que sepamos amar a Dios, ha de conocérsele; y para que el hombre sepa amar al prójimo como a sí mismo, debe primeramente -amando a Dios- amarse a sí mismo”. (CS 118, 8 ,2)

Oración
Señor te pedimos que estemos siempre dispuestos a vivir en el amor como Tú nos enseñaste dando tu vida por todos, entregando tu tiempo, tus esfuerzos y tus anhelos para transmitir el mensaje de Dios.

 Meditemos unos momentos
 Padre Nuestro, Ave María, Gloria
 Pidamos la gracia que deseamos obtener en este triduo.

ORACIÓN FINAL

Señor, estabas dentro de mí,
pero yo de mí mismo estaba fuera.
Y por fuera te buscaba…
Estabas conmigo,
pero yo no estaba contigo.
Me mantenían alejado aquellas cosas que,
si en ti no fuesen, no existirían.
Pero me llamaste, gritaste,
derrumbaste mi sordera.
Brillaste, resplandeciste,
ahuyentaste mi ceguera.
Derramaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti.
Gusté, tuve hambre y sed.
Me tocaste y ardo en deseos de tu paz.
Que yo te conozca, Dios mío,
de modo que te ame y no te pierda.
Que me conozca a mí mismo,
de tal manera que me desapegue
de mis intereses
y no me busque vanamente en cosa alguna.
Que yo te ame, Dios mío, riqueza de mi alma,
de modo que esté siempre contigo.
Que muera a mí mismo y renazca en ti.
Que sólo tú seas mi verdadera vida
y mi salud perfecta para siempre. Amén

AVE, MARÍA PURÍSIMA
SIN PECADO CONCEBIDA.