Hace justo un siglo, en 1920, la Cofradía continuaba en la misma línea de los años precedentes, con las dificultades económicas de aquella época, y con una Junta de Gobierno inestable y dispersa, en el que algunos de sus devotos acompañados de algún cofrade destacado mantenían el culto al Señor de la Humildad y Paciencia. De hecho, el Triduo, que tenía previsto su inicio el domingo 1 de marzo, tuvo que retrasarse hasta los días 5, 6 y 7 del mismo mes por, según la Junta de entonces, causas “inevitables”.

Mientras tanto, la Junta Administrativa de Procesiones y el Ayuntamiento mantenían encuentros para configurar una Semana Santa que no permitía, por causas económicas, la salida de todas las cofradías. Se buscaban fondos, tanto en suscripciones del vecindario como en la organización de representaciones teatrales benéficas en el entonces Gran Teatro (hoy Falla) para intentar que fueran las máximas posibles las que pudieran hacer Estación de Penitencia a la Catedral.

En efecto, en la última de estas reuniones se presentaba la configuración final de los días, en los que no aparecía nuestra Corporación, pero si dejaba la puerta abierta a una posible salida: ”Probablemente, el Miércoles Santo saldrán los pasos del Señor de la Humildad y Paciencia y el Señor de la Salud, no habiendo fijado todavía por esperar el arreglo de las bandas de música. El Sr. Martel, D. José, que llevaba la representación del canónigo Sr. García Cosano, rogó a los señores de la Junta mostrarán la mayor diligencia en la presentación de los itinerarios al Sr. Obispo, acordándose efectuarlo lo más pronto posible”.

La prensa se hacía eco de la salida de la Cofradía finalmente en la jornada del Martes Santo: “Promete revestir este año la mayor brillantez la salida procesional de esta Cofradía, cuyo hermoso Titular ostentará profuso exorno de flores y ricos objetos de gran valor. Además del espléndido alumbrado de cera que llevará el paso lucirá un artístico alumbrado de calcileno que le dará gran realce.

Asistirá una Capilla de música, dirigida por el beneficiado contralto de la Santa Iglesia Catedral D. Victorino Elías, tomando parte el notable barítono señor Posadas, profesor de la Real Academia Santa Cecilia, y un coro de tiples, acompañados de instrumentos de cuerda y viento-madera.

Hemos asistido a un ensayo y, si bien es garantía suficiente el enunciado de los profesores que constituyen  dicho conjunto, podemos anticipar que será un éxito la ejecución de las brillantes obras seleccionadas del archivo del señor Elías. El fecundo poeta D. Miguel Gutiérrez decano de los beneficiados de la Santa Iglesia Catedral, ha escrito unas sentidas estrofas al Señor de la Humildad y Paciencia, que se adaptarán a música del maestro Vila de Fons.»

La convocatoria para la recogida de túnicas no podía ser más apurada: “Los hermanos y devotos del Señor de la Humildad y Paciencia que deseen acompañarla en su salida, que será el Martes Santo, pueden pasar el próximo Domingo de Ramos por la sacristía de la Iglesia-Convento de San Agustín, a recoger sus túnicas, de cuatro y media a cinco y media de la tarde”.

Efectivamente, en la jornada del Martes Santo fueron las cofradías del Santísimo Cristo de la Piedad, desde Santiago a las siete de la tarde, y la del Señor de la Humildad y Paciencia, a las nueve de la noche, desde San Agustín, las que hicieron Estación de Penitencia en la Catedral.

Humildad y Paciencia emprendió un itinerario quizás extenso, probablemente para que la Cofradía pudiera pasar por delante del domicilio de alguna personalidad relevante relacionada con nuestra corporación: Fernández Fontecha, izquierda; Rosario, izquierda; Mendizábal; Sánchez Barcáiztegui; San Francisco derecha; Duque de la Victoria; Isabel II; San Fernando; Marqués de Cádiz, derecha; Ruiz de Bustamante; Duque de Ciudad Rodrigo, izquierda; Plaza de Silos Moreno; estación en la S. I. Catedral; Silos Moreno; Prim; Santiago; Castelar, izquierda; Sacramento; San Miguel; Gaspar del Pino; Cervantes; Zaragoza, derecha; Constitución; Duque de Tetuán; Aranda; Columela, izquierda; San Francisco, derecha, a su templo.

El orden de la cofradía fue el que detallamos seguidamente: Cinco batidores de caballería de la Escolta del General Gobernador Militar, abriendo marcha. Cruz de mano, estreno en ese año, y dos grandes farolas, sección de penitentes con túnicas y capirotes morados, el estandarte de la Cofradía y dos farolas, otra sección de penitentes y Guión con dos farolas, sección de penitentes con cirios de taza, banderola, Cruz parroquial y clero de la parroquia del Rosario. La representación de la Verónica por Rosario Palomares Vila precedía a la Capilla de música formada por un cuarteto de cuerda y viento-madera, presidencia ostentada por el mayordomo Eduardo Ruiz López, el agustino Fr. Eliseo Amat y el secretario Francisco de A. Cerón y el paso de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia, con iluminación de calcileno y cera. Cerró el preste y las bandas de cornetas y tambores del Regimiento de Cádiz y un piquete militar. La recogida se produjo a las tres de la madrugada.

Jesús M. Sánchez Pavón. Septiembre de 2020.